miércoles, 11 de agosto de 2010

CHAVO DEL OCHO

Es un niño muy pobre, algo distraído, torpe, pero creativo. Su llegada a la vecindad se da de casualidad, cuando apenas tenía cuatro años de edad, y permanece en ella durante cuatro años más, haciendo que todas sus aventuras se desarrollen con ocho años de edad.

Vive en el departamento número ocho, pero siempre se ha mantenido en misterio, ya que nunca nadie ha visto esta casa; se dice que está ubicada en la planta baja; y según doña Florinda el chavo duerme en un petate.

La vida del personaje está llena de misterios; no conocemos su nombre verdadero, tampoco quien lo acompaña en dicha vivienda; siempre que se le realiza alguna de estas dos preguntas, otro persona -casualmente- interrumpe la conversación, dejándonos en la duda. El chavo asegura que tiene padres, pero todavía no se los han presentado.

Sus reacciones son muy rutinarias, en todas las ocasiones que llora, acude a su barril, en el busca la calma y la tranquilidad. Una característica particular del personaje, es su reacción ante el miedo, la famosa “garrotera” (adopta una cierta posición en su cuerpo, se mantiene paralizado y bajo sus propias palabras lo describe como: “siento como si sintiera que no estuviera sintiendo nada”), para que vuelva en sí, basta con arrojarle un poco de agua en su rostro.

Vestuario:

Utiliza un gorra a cuadros, algo vieja, camisa a rayas perdiendo color, un pantalón amarillo que esta sostenido por dos tirantes sobre su hombro izquierdo. Los zapatos que usa se los regalo Don Ramón el día en que llego a la vecindad, estos son negros y con cordones amarillos.

Frases:

• Bueno pero no se enoje!

• Eso, eso, eso, eso…!

• Se me chispoteo!

• “Ahora si te toco el ocho”

• Es que no me tienen paciencia!

• Fue sin querer queriendo

• Zas, zas, que yo jugaba…

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